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(Foto: Enrique Cúneo / El Comercio - Más fotos en: http://bit.ly/KxsVBl) |
En mi Cusco se vive la fiesta del sol y nos recuerda el pasado grandioso que hasta ahora muchos añoramos que vuelva:
- No como incas autarquicos como quieren algunos trasnochados porque los incas no vivieron con toda la tecnología, avances y problemas medioambientales de hoy que trascienden fronteras, pero si con su mística y principios morales;
- No como se organizaron políticamente porque a pesar de lo que muchos dicen el imperio inca era una tiranía que dominaba y sojuzgaba a los pueblos que conquistaron y eso no se condice con la democracia que ahora tenemos como valores supremos;
- No como se organizaron socialmente, en una casta superior que dominaba e imponía su voluntad a los demás, porque eso atenta contra los derechos fundamentales de las personas y porque eso también eso engendra la destrucción y el resentimiento: no olvidemos que el apoyo de muchos pueblos de aquella época a los españoles a quienes vieron como sus salvadores y finalmente dieron origen al crisol mestizo que ahora puebla estas tierras.
- No con el trueque pero si rescatando lo mejor de su organización productiva que les permitió alimentarse adaptándose y dominando nuestra agreste geografía. Somos parte de un mundo globalizado y tenemos que adaptarnos a él conservando nuestra propia identidad.
Añoramos la grandeza inca pero lo tenemos que adaptar ahora a nuestra nueva época, acabando la discriminación entre peruanos, aceptando que no todos somos iguales, que esta tierra está poblada por indios, selváticos, afros, chancas, aymaras, pocras, mestizos, blancos, moches, chachapoyas, nikkeis, chinos, árabes y todos los descendientes de los que emigraron de todo el mundo a nuestra patria; es decir, aceptando nuestra pluriculturalidad como base para la construcción de nuestra identidad nacional.